En la actualidad en nuestro país, el  13,8% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de españoles. De estos poco más de 5 millones de personas que la padecen casi 2,5 millones desconocían que la padecían.

Para combatir esta enfermedad, en la actualidad existen un gran número de estudios científicos que muestran la importancia de realizar ejercicio físico de manera regular como modo tanto de prevención como formando parte del tratamiento en personas que la padecen.

El ejercicio físico no solo puede ayudar a un control de la glucemia sino que además de esto cuenta con innumerables beneficios:

  • Control del peso.
  • Mejora de niveles de presión arterial.
  • Mejora del perfil lipídico.
  • Mejora de la osteoartritis.
  • Disminución del riesgo de enfermedad vascular periférica.
  • Mejora de la condición física y capacidad funcional.
  • Disminución de depresión y ansiedad y por tanto aumento del bienestar

Pero, ¿por qué el ejercicio físico actúa de esta manera en la diabetes?

La explicación a esta pregunta tiene que ver con lo siguiente:

  • Disminuye los niveles de glucemia.
  • Aumenta la sensibilidad a la insulina o reduce al resistencia a la misma.
  • Favorece la asimilación de la glucosa por el músculo esquelético.
  • Aumenta los niveles de colesterol HDL(el bueno) y disminuye los niveles de colesterol LDL(el malo) y de los triglicéridos.
  • Aumento del fitness cardiorespiratorio
  • Mejora del perfil lipídico.
  • Reducción de la presión arterial.
  • Descenso del peso corporal (% grasa) .
  • Descenso del nivel de depresión y ansiedad.
  • Menos apnea del sueño.
  • Menos medicación.
  • Mejora de la calidad de vida.

Ahora bien, ¿Qué ejercicio puedo hacer?

Antes de adentrarnos en el tipo de ejercicio que podemos realizar es importante realizarse una evaluación médica en la que el especialista médico de su visto bueno para comenzar a realizar ejercicio físico.

Está demostrado que tanto el entrenamiento aeróbico, como el de fuerza son beneficiosos como método de prevención o como tratamiento si ya se padece la enfermedad.

Como punto de partida además de diseñar un plan de trabajo teniendo en cuenta las particularidades de casa caso, es recomendable un período inicial de ejercicio aeróbico de 24 semanas de duración.

Una vez completado este primer ciclo, habrá que diseñar un plan de entrenamiento que la persona deberá incluirlo en su día a día.

En cuanto al ejercicio aeróbico tenemos que intentar incluir actividades que además de desempeñar este papel aeróbico sean divertidas y motivantes, por ejemplo: nadar, bailar, andar, patinar,… siempre con una duración superior a los 30 minutos por día intentando acumular a lo largo de la semana un mínimo de 150 minutos.

Nuestro objetivo va a ser conseguir aumentar el gasto calórico, por lo que poco a poco tendremos que intentar aumentar el tiempo de actividad.

En el trabajo de fuerza lo idóneo es realizar de 5 a 10 ejercicios que impliquen grandes grupos musculares. Intentaremos hacer de 3 a 4 series de unas 15 repeticiones por ejercicio con un descanso entre series de 2 minutos aproximadamente.

Es importante aunque sigamos estas pautas contar con un profesional de la actividad física y del deporte que nos asesore de cual es el mejor modo de poder realizar ejercicio físico sin ninguna complicación.